La ciudad amurallada de Ichan Kala, en Khiva, te enamora y te hace viajar en el tiempo.
Despertó en mí a la niña que leía los cuentos de las mil y una noches.
Ichan Kala es el escenario perfecto.
Problemas con el tren
A las 7:00 de la mañana estaba en la estación de Bukhara esperando que llegara mi tren hacia Urgench.
Son 7 horas de trayecto y reservé con tiempo una plaza en un tren nocturno, básicamente porque era la única opción libre.
Además no llega hasta Khiva, sino a Urgench, a unos 30 km de mi objetivo.
Una vez allí, buscaría la manera de llegar a Khiva
A las 7:20 llegó el tren y pregunté si era el tren que iba a Urgench. Me dijeron que sí.
Me fuí en busca del vagón 16, que era el de mi reserva y ¡el tren se acababa en el vagón 10!
Me fuí al vagón 10 y el encargado me negó el acceso.
Cerraron los vagones y el tren se puso en marcha, sin mí.
¿Era ese mi tren? ¿Dónde están los vagones que faltan?
Que no cunda el pánico
Entré en la estación y busqué algún encargado, responsable o lo que sea.
Encontré la oficina y le enseñé mi billete a la señora oficial. Me dió a entender que ese tren ya había salido y quiso deshacerse de mí. Yo le insistí y le enseñé el número del vagón.
Finalmente lo entendió. Había comprado una plaza en un vagón que no existía.
La señora se portó. Llamó a alguien, llegó un hombre, hablaron entre ellos y me dijeron que siguiese al hombre.
Acababa de llegar otro tren. Y también pasaba por Urgench. Era un tren transfronterizo que recorría varios países.
El hombre fué preguntando vagón por vagón, explicando mi situación (supongo).
No había sitio en los últimos vagones.
Llegamos a primera clase y el jefe del vagón se apiadó de mí. Tenía un sitio. Me hizo subir y me metió en un compartimento de 4 donde una litera de arriba estaba libre.
Tuve suerte.
Le dí las gracias con una sonrisa.
No sé qué pasó. Quizá quitaron vagones al empezar la temporada baja…
Lo importante es que eran las 8 de la mañana y estaba en un tren hacia Urgench.
Si compráis los billetes con antelación, procurad escoger plaza en los 10 primeros vagones.
En mi compartimento había una mujer ucraniana que viajaba con una chica uzbeka y otra jovencita rusa que viaja sola. ¡Una mezcla explosiva! Estas cosas sólo pueden pasar en los viajes.
Pero todo fué bien, la chica rusa hablaba inglés y me traducía lo que decían las otras dos, hubo risas, compartimos comida, jugamos a las cartas…
A media mañana me encaramé a mi litera y me eché una cabezadita de 4 horas.
Me encanta dormir en los trenes, para mí no hay mejor nana que el traqueteo del tren.
A eso de las tres de la tarde llegamos a Urgench. La chica rusa también va a Khiva, las otras dos mujeres siguieron su camino en el tren.
Salimos de la estación, regateamos taxi y encontramos uno por 80.000sums entre las dos.
Perfecto, nos salió a poco más de 3€ cada una.
Alojamiento en Khiva
Mi primer alojamiento en Khiva, Naqqosh, está dentro de Ichan Kala, la ciudad antigua amurallada.
Está cerca de la puerta Norte, que es por donde entran los coches, así que fuí la primera en bajar del taxi.
Escogí esa guesthouse porque tenía una oferta de habitación doble con baño a precio de cama en dormitorio de 4 y baño compartido (15€ la noche con desayuno).
La habitación estaba genial, con un buen baño y una terracita al lado en el piso superior.
Desayunos decentes (nada que ver con los “desayunacos” en Bukhara) y tranquilidad.
Excepto porque la familia estaba todo el día a gritos y peleándose. No había nadie más, sólo yo. Supongo que debían estar pasando por un mal momento.
La ubicación también es buena, en una calle tranquila a pocos minutos andando del centro.
Un poco oscura para mi gusto.
Quizá sea un buen alojamiento familiar, para alguien viajando sola como yo quizá no fuera la mejor opción.
Cuando volví de Nukus cambié de alojamiento. Me alojé en la Ghesthouse Dilorom, habitación compartida de 4 camas con baño.
Estuve 4 noches más y ahí sí pude socializar.
Me costó 11€ la noche con un desayuno mejor que el del Naqqosh.
Estuve muy a gusto y la mujer que lleva la casa es un cielo, sacando sola adelante a sus dos hijos.
Está pegada a la muralla, cerca de la puerta norte, con una bonita terraza, mucha luz y alegría.
La señora me dejó hacer una lavadora sin cobrarme nada.
Todas las casas de dentro de la fortificación son de barro, cuadradas, bajas, y de techo plano, algunas con terraza.
Procura buscar un alojamiento con terraza, y si es con vistas al minarete islam Kodja, mejor.
Hay bastante oferta de alojamiento en Khiva, o sea que te recomiendo que te alojes dentro de la ciudad amurallada. Encontrarás desde guesthouses sencillas a hoteles de lujo.
Comida en Khiva
Los restaurantes y sitios para comer en Ichan Kala son escasos, no muy buenos y sí muy caros. Pero si sales de las murallas la cosa mejora.
Encontré el que fué mi restaurante favorito dentro de las murallas, el Farrux, con un patio fresco y agradable, comida decente a precios decentes.
Los mantis están buenos, y venden jarras grandes de cerveza a 30.000 sums.
Casi siempre salía de las murallas para ir a comer.
Si sales por la puerta norte verás que hay unos grandes jardines al otro lado de la carretera.
Si caminas por los jardines siguiendo la muralla hacia la izquierda (dirección sur), encontrarás un restaurante con plataformas de madera para comer.
Ahí pasé muchas horas. La comida es sencilla pero buena y local, y cuesta la mitad que cualquier restaurante de dentro.
Y a la sombra de los árboles.
Como en vez de mesas y sillas tienen esos “palcos” con una mesa enmedio, que ya casi no te sientas sino que te echas, pues las comidas iban con siesta incluida.
Lo peor de Khiva según mi experiencia fué el tema de la comida.
Si hubiera encontrado una guesthouse o hostel con cocina, me hubiera hecho la comida esos días, me hubiese ahorrado dinero y retortijones, pero no encontré nada.
Ichan Kala, la ciudad-museo
Cuando entras a la ciudad amurallada es como si hubieses cruzado un umbral del tiempo.
Ichan Kala es un museo al aire libre.
En sus 26 hectáreas, se ha conservado la imagen exótica de la ciudad oriental.
Sin embargo, lo más sorprendente es que Ichan-Kala no es una ciudad museo congelada y sin vida, sino el hogar de 300 familias, en su mayoría dedicadas a la artesanía.
En un principio, el diseño de esta ciudad amurallada se pensó para proteger un oasis en el medio del desierto, frecuentado por caravanas que se dirigían a Irán o acababan de atravesar el tramo más letal.
Se construyó como un sitio de relajación y abastecimiento para cientos de personas que se sometían a una travesía muy dura en la que, muchas veces, terminaban perdiendo la vida.
La pared de arcilla (más de 2 km de largo, hasta 10 m y 5-6 m de espesor) que rodea la ciudad de Itchan-Kala, tiene cuatro puertas, una en cada esquina:
La puerta Oeste – Ata Darwaza, donde se compra la entrada para visitar los monumentos. Por la parte de fuera de la muralla hay un mercado.
La puerta Norte – Bagci Darwaza, que conduce a Urgench y por donde entran los vehiculos de motor.
La puerta Este – Palvan Darwaza, en la que se ubicaba el mercado de esclavos. En temporada alta también puedes comprar la entrada aquí.
La puerta Sur – Tash Darwaza, que queda más apartada y un poco lejos de la parte monumental de la ciudad.
Este mapa hecho con azulejos está en el muro interior de la puerta Oeste.
En Itchan-Kala hay alrededor de 60 edificios históricos.
Mezquitas, madrasas, caravanasares, harenes, palacios, museos…
Entrada a los monumentos de Ichan Kala
La entrada a la ciudad amurallada es gratuita, pero si quieres entrar a los monumentos de la ciudadela tienes que comprar una entrada en las puertas Oeste y Este.
Recuerdo que había 3 opciones, la más cara era de 150.000 sums (septiembre 2023, 12€) y da acceso a casi todos los monumentos, excepto subir al minarete Kodja (100.000sums) y las murallas (20.000sums).
Compré la entrada cara, que teóricamente servía para dos días, pero la verdad es que la usé esos 3 primeros días, me fuí tres días a Karakalpakia y a mi regreso a Khiva la usé 4 días más sin problema.
Callejear por Ichan Kala
Lo mejor que puedes hacer en Ichan Kala es patearte su calles, perderte por sus rincones y, como tienes la entrada, entrar donde te apetezca.
Si quieres, al comprar la entrada puedes comprar un mapa para ubicarte, pero yo prefiero perderme.
Me encontré con algunos viajeros agobiados porque iban tachando monumentos de la lista y no se querían perder ni uno.
No hagas eso, déjate llevar. Si estás un par de días lo verás todo sin estrés.
Quizá el primer día te parezca un complejo laberíntico y grande, pero en un par de días lo conoces como la palma de tu mano.
Eso hice yo en Khiva, vivirla, deambular por la ciudad y disfrutarla, sus artesanías, las mujeres bailando por la calle, el vendedor de alfombras, la tiendecita de marionetas artesanales de papel maché…
Y por el camino ver harenes, palacios, talleres de artesanía…
Por eso no voy a hacer un listado de lugares que visitar, porque Khiva hay que disfrutarla en conjunto, es un pequeño mundo aparte y un lugar ideal para descubrir in situ, sin ideas preconcebidas.
Disfruta de su belleza y entrégate sin pensar.
En cada monumento hay una placa de madera que indica qué es aquello. Échale una foto, entra y deja que el lugar te hable.
Estuve 7 días en Khiva, con una excursión de 3 días a Karakalpakistán de por medio, y me sentía como en casa.
La gente ya me saludaba por la calle, me hice amiga de Marina, la que lleva el restaurante Farrux y de un barbero cerca de la puerta Este que cada mañana me regalaba un trozo de pan.
Sólo cuando llevas unos días consigues tener una complicidad real con la ciudadela.
Porque, aunque sea una ciudad-museo, es una comunidad viva, con hombres jugando al backgammon a la puerta de su casa al atardecer, ropa tendida, niños jugando y vida.
Itchan Kala es una ventana al pasado, se ha quedado parada en el tiempo y sí, hay gente que dice que parece un decorado, que es un tanto artificioso, pero es que ese siempre ha sido su cometido.
Es un lugar creado hace miles de años para el placer de sus visitantes.
No todo es hermoso en Ichan Kala. En la puerta Este se ubicaba uno de los mercados de esclavos más grandes de la ruta de la seda.
Allí se vendieron y compraron humanos, y muchos de ellos murieron esclavizados.
Las artesanías de Ichan Kala
Si tienes pensado comprar artesanía uzbeka, Ichan Kala es el lugar.
La mayoría de la gente que vive en la ciudadela (unas 3.000 personas) son artesanos y venden sus productos dentro de las murallas.
Cuchilleros, joyeros, sastres, ceramistas, artistas de la madera y el metal… a algunos los puedes ver trabajando en sus tiendecitas o en la calle.
Incluso hay una escuela de artesanía que puedes visitar.
Hay cientos de puestos en la calle principal, que es la que va de la puerta Este a la Oeste, y todos venden productos que ellos mismos crean o confeccionan, desde collares de lapislázuli afgano a calcetines de lana de camello.
Puedes comprar a muy buenos precios si te pones a regatear.
Momentos mágicos:
El rezo público del viernes.
Un viernes a las 2 de la tarde, me encontraba cerca de la puerta Oeste, cuando la ciudad se detuvo.
Se oyó la llamada a la oración, extendieron unas alfombras enormes en la explanada frente a la puerta, fuera de la muralla, y centenares de hombres se arrodillaron mirando hacia la Meca para rezar.
Todos los puestos y tiendecitas quedaron vacíos.
El mundo se paró. Y yo también. Me quedé dentro de la puerta viendo a toda esa gente rezando con devoción.
Las mujeres también rezaban, escondidas bajo la puerta y en los sitios sombreados.
Duró unos 10 o 15 minutos, al final de los cuales todo el mundo regresó a sus quehaceres.
Me pilló por sorpresa y me pareció bonito.
El espectáculo infantil de la tarde.
Cada tarde, a eso de las 5, al lado de la puerta de Kunya-ark, en las puertas occidentales de Ichan-kala, se celebra un espectáculo infantil con canciones y humor.
Los músicos llevan ropa tradicional y cantan antiguas canciones infantiles.
Es gratuito y vale la pena pararse a verlo.
La puesta de sol
Y ya que estás ahí , entra en el Kunya Ark (necesitas la entrada general) y sube arriba, a las murallas de esta pequeña fortificación, donde disfrutarás de una puesta de sol espectacular.
El sol se pone a tu espalda mientras todos los edificios de Ichan Kala se tiñen de naranja y los azulejos de la mezquita brillan al sol poniente.
Uno de mis momentos preferidos del día.
Mi lugar favorito para la puesta de sol.
La noche en Ichan Kala
Cuando se pone el sol, la ciudad se vacía.
Desaparecen los turistas de un día, se cierran las tiendas de artesanía y el hermoso recinto recobra la paz.
Pasear por Ichan Kala de noche es un placer. Sientes que la ciudad, por un momento, te pertenece.
Llevate un frontal o la linterna del móvil, aunque los monuentos grandes están iluminados, alguna callejuela puede ser algo oscura.
Si pasear de día por la ciudadela es un gusto, por la noche se convierte en aventura.
Hay un mundo distinto al otro lado de las murallas.
También la Khiva moderna tiene sus ventajas.
Como ya he dicho, la comida es más barata, y también hay supermercados donde comprar lo que necesites, con precios marcados.
En las pequeñas tiendas de Ichan Kala te cobran lo que quieren.
Está bien salir de las murallas para vivir la Khiva actual, con niños que salen del colegio, con tráfico… una ciudad normal, vamos.
Cuando te quedas una semana en Khiva y se está acabando la temporada, te apetece salir del recinto amurallado y conocer también esa ciudad moderna y vibrante, que sigue su curso por el tiempo.
Y como sabes que ese oasis parado en el tiempo sigue detrás de las murallas, da gusto salir, vivir el bullicio de la ciudad nueva y volver allí donde el tiempo se detuvo.
Khiva, la capital de Corasmia, es un espejismo.
Y además es la ciudad que abre las puertas al desierto de Karakum, a la olvidada Republica de Karakalpakia, y a su capital, Nukus, que alberga un tesoro muy bien escondido, a Monyaq y el desastre del Mar de Aral y a las fortificaciones milenarias del desierto.
Todo eso te lo cuento en el próximo post.
Si quieres leer más sobre mi viaje a Uzbekistán:
10 curiosidades sobre Uzbekistán